viernes, 15 de abril de 2011

El manantial

Durante siglos, la batalla de la moralidad se libró entre los que proclamaban que tu vida le pertenece a Dios y los que proclamaban que le pertenece a tus vecinos – entre los que predicaban que el bien es auto-sacrificio para el provecho de fantasmas en el cielo y los que predicaban que el bien es auto-sacrificio para el provecho de incompetentes en la tierra. Y nadie vino a decir que tu vida te pertenece a ti y que el bien es vivirla. 
"El manantial" es una novela de Ayn Rand publicada en 1943. 
A través de los siglos hubo hombres que dieron los primeros pasos por nuevos caminos armados tan solo con su propia visión. Sus objetivos eran diferentes, pero todos tenían esto en común: El paso era el primero, el camino nuevo, la visión original, y la respuesta que recibieron: Odio....[]...Pero los hombres de visión original siguieron adelante. Lucharon, sufrieron y pagaron su precio. Pero ganaron."
Es un libro maravilloso en el cual empieza a exponer la filosofía del objetivismo
dejo un pequeño vídeo sobre el alegato de Howard Roark un personaje del libro , mi recomendación igual es que lean el libro. Saludos. Por los creadores. Por Howard Roark. Por Jhon Galt.

domingo, 10 de abril de 2011

Nosotros los viejos

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 Un presumido estudiante que se encontraba asistiendo a un juego de fútbol se tomó la molestia de explicarle a un señor mayor sentado cerca suyo,  porqué le es imposible a la vieja generación comprender a su generación.

–Usted creció en un mundo diferente, realmente casi uno primitivo– dijo en voz lo suficientemente alta para que lo escucharan alrededor.

–Los jóvenes de hoy crecimos con televisión, internet, aviones jet, viajes al espacio, el hombre caminando en la luna.  Nuestras sondas espaciales han visitado Marte.  Tenemos naves con energía nuclear y carros eléctricos y de hidrógeno. Computadoras con procesos de velocidad de la luz.. y más.–


Luego de un breve silencio el señor mayor respondió lo que sigue:

–Tienes razón, hijo mío.
Nosotros no tuvimos esas cosas cuando éramos jóvenes.....
así que las inventamos.

¿Qué es Objetivismo?

Objetivismo es una filosofía. Es un sistema filosófico integrado, un conjunto de ideas que definen los principios por los cuales el hombre debe pensar y actuar si ha de vivir la vida que es propia de un hombre.

Objetivismo es el nombre que Ayn Rand le dio a su filosofía, presentada inicialmente a través de los héroes de sus famosas novelas 
El Manantial(1943),y  La Rebelión de Atlas(1957), y más adelante en varios libros y ensayos.

Así es como Ayn Rand describe Objetivismo en su artículo "Introducing Objectivism", publicado en Los Angeles Times el 17 de junio de 1962:
"En una conferencia de ventas en Random House, con motivo de la publicación de La Rebelión de Atlas, uno de los vendedores de libros me preguntó si yo podía presentar la esencia de mi filosofía mientras me apoyaba en un solo pie. Lo hice, así:
  1.   Metafísica: Realidad Objetiva
  2.   Epistemología: Razón
  3.   Ética: Interés propio
  4.   Política: Capitalismo
"Si quieres esto traducido a un lenguaje simple, sería: 1. "La Naturaleza, para ser comandada, ha de ser obedecida", o "Desearlo no lo hará realidad". 2. "No puedes tener tu pastel y comértelo a la vez". 3. "El Hombre es un fin en sí mismo". 4. "Dadme la libertad o dadme la muerte".
"Si mantuvieras estos conceptos con total consistencia como la base de tus convicciones, tendrías un sistema filosófico completo para guiar el curso de tu vida. Pero mantenerlos con total consistencia – entenderlos, definirlos, demostrarlos y aplicarlos – requiere volúmenes de pensamiento. Y es por eso por lo que filosofía no puede ser discutida mientras uno está apoyado en un solo pie – ni con los dos pies a ambos lados de cada muro. Esta última es la posición filosófica predominante hoy, sobre todo en el campo de la política.

"Mi filosofía, Objetivismo, sostiene que:
  1. La realidad existe como algo absoluto y objetivo – los hechos son los hechos, independientemente de las emociones, los deseos, las esperanzas o los miedos de los hombres.
  2. La razón (la facultad que identifica e integra el material provisto por los sentidos del hombre) es el único medio del hombre para percibir la realidad, su única fuente de conocimiento, su única guía para la acción, y su medio básico de supervivencia.
  3. El hombre – cada hombre – es un fin en sí mismo, no un medio para los fines de otros. Debe existir por su propio provecho, ni sacrificándose para otros ni sacrificando a otros para él. Perseguir su propio interés racional y su propia felicidad es el más alto objetivo de su vida.
  4. El sistema político-económico ideal es el capitalismo laissez-faire. Es un sistema en el que los hombres tratan unos con los otros, no como víctimas y verdugos, ni como amos y esclavos, sino como comerciantes, por libre intercambio y consentimiento voluntario para beneficio mutuo. Es un sistema en el que ningún hombre puede obtener ningún valor de otros recurriendo a la fuerza física, y ningún hombre puede iniciar el uso de fuerza física contra otros. El gobierno actúa sólo como un policía que protege los derechos del hombre; usa fuerza física solamente en retaliación y solamente contra aquellos que inician su uso, como contra criminales o invasores extranjeros. En un sistema de capitalismo total, debería haber (pero, históricamente, aún no la ha habido), una separación total entre Estado y economía, de la misma forma y por la mismas razones que en la separación entre Estado y religión."

jueves, 7 de abril de 2011

Cuento de tierra adentro

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Durante los primeros años de la década del 50, en un pequeño pueblo de Cerro Largo,
Uruguay, solía parar en el almacén del Sr. Gadea para comprar productos frescos de granja.
La comida y el dinero faltaban y el trueque se usaba mucho.

Un día en particular, el Sr. Gadea me estaba empaquetando unas papas.
De repente me fijé en un niño pequeño, delicado de cuerpo y aspecto, con ropa roída pero limpia
que miraba atentamente un cajón de arvejas frescas maravillosas. Pagué mis papas pero
tambiénme sentí atraído por el aspecto de las arvejas.
¡Me encanta la crema de arvejas y las papas frescas!

Admirando las arvejas, no pude evitar escuchar la conversación entre el Sr. Gadea y el niño:
– Hola Marcelo, ¿como estás hoy?
– Hola Sr. Gadea. Estoy bien, gracias.
– Solo admiraba las arvejas... se ven muy bien.
– Sí, son muy buenas. ¿Cómo está tu mamá?
– Bien. Cada vez más fuerte.
– Bien. ¿Hay algo en que te pueda ayudar?'
– No Señor. Sólo admiraba las arvejas.
– Te gustaría llevar algunas a casa?
– No Señor. No tengo con que pagarlas.
– Bueno... ¿qué tienes para cambiar por ellas?
– Lo único que tengo es esto, mi bolita más valiosa'
– ¿De veras? Me la dejas ver?
– Acá está. Es una joya!
– Ya lo veo... Mmmm... el único problema es que ésta es azul
y a mí me gustan las rojas... ¿Tienes alguna como esta, pero roja, en casa?
– Exactamente... pero casi... casi...
– Hagamos una cosa. Llévate esta bolsa de arvejas a casa
y la próxima vez que vengas muéstrame la bolita roja que tenés.
– ¡Desde ya gracias, Sr. Gadea!

La Sra. Gadea se me acercó a atenderme y con una sonrisa me dijo:
–Hay dos niños más como él en nuestro pueblo, todos en situación muy pobre.
A Juan le encanta hacer trueque con ellos por arvejas, manzanas, tomates,o lo que sea.
Cuando vuelven con las bolitas rojas, y siempre lo hacen, él decide que en realidad no le gusta
tanto el rojo, y los manda a casa con otra bolsa de mercadería y
la promesa de traer una bolita color naranja o verde tal vez.
Me fui del negocio sonriendo e impresionado con este hombre.

Un tiempo después me mudé a Mercedes(Uruguay) pero nunca me olvidé de este hombre,
los niños y los trueques entre ellos. Varios años pasaron, cada uno más rápidamente que el anterior.

Es así que un día tuve la oportunidad de visitar a unos amigos en ese pueblo de Cerro Largo.

Mientras estuve allí, me enteré que el Sr. Gadea había muerto.
Esa noche sería su velorio y sabiendo que mis amigos querían ir, acepté acompañarlos.
Al llegar a la funeraria, nos pusimos en fila para conocer a los parientes del difunto y
para ofrecer nuestro pésame. Delante nuestro, en la fila, había tres hombres jóvenes.
Uno tenía puesto un uniforme militar y los otros dos unos lindos trajes oscuros
con camisas blancas, parecían profesionales.
Se acercaron a la Sra. Gadea quien se encontraba al lado de su difunto esposo, tranquila y sonriendo.
Cada uno de los hombres la abrazó, la besó, conversó brevemente con ella y luego se acercaron al ataúd.

Los ojos azules llenos de lágrimas de la Sra. Gadea los siguió uno por uno mientras
cada uno tocaba con su mano cálida la mano fría dentro del ataúd.

Cada uno se retiró de la funeraria limpiándose los ojos.
Llegó nuestro turno y al acercarme a la Sra. Gadea le dije quién era y
le recordé lo que me había contado años atrás sobre las bolitas.
Con los ojos brillando, me tomó de la mano y me condujo al ataúd.
Esos tres jóvenes que se acaban de ir son los tres chicos de los cuales te hablé.
Me acaban de decir cuanto agradecían los trueques de Juan.
Ahora que Juan no podía cambiar de parecer sobre el tamaño o color de las bolitas,
vinieron a pagar su deuda. Nunca hemos tenido riqueza me confió,
pero ahora Juan se consideraría el hombre más rico del mundo.
Con una ternura amorosa levantó los dedos sin vida de su esposo.
Debajo de ellos había tres bolitas rojas exquisitamente brillantes.

No seremos recordados por nuestras palabras,
sino por nuestras acciones.
La vida no se mide por cada aliento que tomamos
sino por las cosas que nos quitan el aliento.

lunes, 4 de abril de 2011

Albondigas con pan

Para ponernos al dia con el blog un pequeño y lindo cuento.
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Había una vez una persona que vivía al lado de una carretera donde vendía unas ricas albóndigas con pan. Estaba muy ocupado y por lo tanto no oía radio, no leía los periódicos ni veía la televisión. Alquiló un trozo de terreno, colocó una gran valla y anunció su mercancía gritando a todo pulmón:
"Compren deliciosas albóndigas calientes".

Y la gente se las compraba. Aumentó la adquisición de pan y carne. Compró un terreno más grande para poder ocuparse de su negocio, y trabajó tanto que dispuso que su hijo dejara la Universidad donde estudiaba Ciencias Comerciales a fin de que le ayudara.

Sin embargo, ocurrió algo muy importante; su hijo le dijo:
"Viejo, ¿tú no escuchas la radio, ni lees los periódicos…?. Estamos sufriendo una grave crisis!. La situación es realmente mala; peor no podría estar!!".
El padre pensó:
"Mi hijo estudia en la Universidad, lee los diarios, ve televisión y escucha la radio. Debe saber mejor que yo lo que está pasando…"
Compró entonces menos pan y menos carne. Sacó la valla anunciadora, dejo el alquiler del terreno con el fin de eliminar los gastos y ya no anunció sus ricas albóndigas con pan. Y las ventas fueron disminuyendo cada día más.

"Tenías razón hijo mío", le dijo al muchacho.
"Verdaderamente estamos sufriendo una gran crisis".

MORALEJA
No sigamos hablando de crisis.
Hablemos sólo de hacer buenos negocios,
buenos trabajos y buenas tareas.
Si nos programamos para fracasar, fracasaremos.
Si nos mentalizamos para ganar, ganaremos.
Es una simple elección personal.